sábado, 3 de octubre de 2009

Querid@s lectores y lectoras:

Hemos decidido suspender el proyecto del blog hasta nuevo aviso. Éste continuará disponible para quien desee accesar los archivos. Gracias a tod@s por su interés.

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Junta Editora, Revista Apuesta



Huelga Magisterial del 2008 (Foto: Indymedia).

La Huelga General Indefinida: Arma más poderosa y contundente
Declaración de Prensa de la Oficina del Presidente
Federación de Maestros de Puerto Rico

Tomado de Indymedia.

Nota: La publicación de este documento no representa un apoyo a ninguna de las partes en el inconcluso conflicto electoral interno de la Federación de Maestros por la Junta Editora de la Revista Apuesta. No obstante, en tanto dicho conflicto no sea resuelto, el liderato electo en el 2006 continúa vigente, por dictamen de la Comisión de Relaciones del Trabajo para el Servicio Público, ante la cual se llevó el caso por iniciativa propia de la otra parte. Reproducimos el documento por la profunda importancia de su contenido para la clase trabajadora ante la coyuntura.

La Federación de Maestros de Puerto Rico anuncia al país que no menos que una huelga general de grandes proporciones, que paralice los sectores estratégicos de la economía, será necesaria para revertir la brutal ola de despidos iniciada por el gobierno de Luis Fortuño y derogar la nefasta Ley 7. En esa dirección, la Asamblea de Delegados de la Federación de Maestros celebrada el pasado domingo 27 de septiembre, acordó que todos los recursos humanos y materiales de la organización se deben dirigir a prepararnos para enfrentar las serias consecuencias de la Ley 7, garantizar los derechos de los trabajadores de la educación y defender con uñas y dientes la escuela pública.

La ola inmisericorde de despidos que ya pasa de 20,000 padres y madres que se han quedado sin el sustento de sus familias y sin recursos para encarar los compromisos económicos, tiene un grave impacto en el Departamento de Educación y por tanto en la calidad del servicio que reciben nuestros estudiantes. Más de 7,000 empleados no docentes serán despedidos fulminantemente, entre ellos miles de conserjes, secretarias, trabajadores, ayudantes de maestros que sirven a la población de educación especial, oficinistas y otros empleados cuyas funciones son necesarias para que el proceso educativo pueda fluir adecuadamente. La masacre laboral perpetrada por el gobernador Fortuño y su claque de riquitos le asesta un rudo golpe a la educación pública y sume en la miseria a miles de familias trabajadoras.

Nadie se llame a engaño; tirar a calle a miles de empleados públicos, eliminar los derechos adquiridos y beneficios de los trabajadores y desmantelar los servicios públicos esenciales del pueblo, son la antesala a la más furiosa ola de privatización que se halla conocido en el país. Esa gran alianza patronal-privatizadora encabezada por el gobernador Fortuño tiene como propósito llenarle los bolsillos a los ricos y poderos banqueros, grandes industriales y empresarios, a costa del sacrificio y la miseria del pueblo trabajador.

Para derrotarlos y defender los derechos de los trabajadores y unos servicios de calidad, tenemos que desarrollar acciones contundentes que logren canalizar la indignación del pueblo y afecten la estabilidad del gobierno a todos los niveles. Como parte de la estrategia de lucha para enfrentar exitosamente la ofensiva patonal-privatizadora del gobierno de Fortuño, nuestra Asamblea de Delegados acordó concretamente:

-Mandatar al Comité Ejecutivo de la Federación a que elabore un Plan de Lucha dirigido a orientar y movilizar a la matrícula federada y al magisterio en general, para colocarnos en posición de desarrollar las acciones concertadas contundentes que sean necesarias, incluyendo la huelga, para lograr la derogación de la Ley 7.

-Autorizar un voto de paro que se pondrá en práctica en el momento que el movimiento obrero convoque al paro nacional que se está considerando para repudiar los despidos y exigir la derogación de la Ley 7.

El movimiento obrero y particularmente las organizaciones sindicales, está en una encrucijada histórica ineludible. Contestamos la masacre laboral que está cometiendo el Gobierno de Fortuño con la más contundente y poderosa arma con que contamos en este momento, la HUELGA INDEFINIDA, o sencillamente nos resignamos a que los próximos golpes nos destruyan. Conocemos por experiencia propia que lanzarse a una huelga indefinida es una tarea monumental que exige grandes y dolorosos sacrificios. Nos fuimos a la huelga durante diez días contra la administración anti-obrera de Acevedo Vilá y así mismo a la Federación de Maestros no le temblará el pulso a la hora de lanzarnos a la huelga para defender la educación pública y los derechos de los trabajadores de la educación, esta vez contra el gobierno patronal de turno.

Una Huelga General indefinida no la pueden hacer los líderes, sólo la garantizan los trabajadores en la calle, paralizando los centros de trabajo y movilizándose militantemente. Para lograr el éxito hay que reunir a las matrículas, que éstas autoricen las acciones contundentes y las lleven a la práctica con la mayor determinación. Por supuesto, los líderes de los sindicatos chupacuotas que organizan empleados públicos tendrán que decidir si les importan más las cuotas que los derechos y el empleo de sus representados. Lucha sí, entrega no es el dilema planteado.

La Federación de Maestros hace un llamado urgente a todos los trabajadores de la educación a solidarizarse con los compañeros(as) despedidos(as) y a prepararnos para lanzarnos a la calle.

¡NO HAY TRIUNFO SIN LUCHA; NI LUCHA SIN SACRIFICIOS!

Rafael Feliciano Hernández


La Federación de Maestros de Puerto Rico es el único instrumento de lucha de los trabajadores de la educación en Puerto Rico. En la actualidad, representa a 11,000 maestros y otros empleados docentes del sistema de educación pública, quienes se han afiliado voluntariamente, tras su descertificación como representante exclusiva del magisterio, como resultado de la Huelga Magisterial.

Rafael Feliciano Hernández es Presidente en funciones de la FMPR, electo bajo la plataforma Compromiso, Democracia y Militancia (CODEMI) en el 2003 y 2006, y candidato de ésta en la irresuelta ccontienda del 2009.

jueves, 1 de octubre de 2009


Foto: Internet.

A 60 años de la República Popular China

José Gabriel Martínez Borrás

Tomado de Observatorio de la Política China.

De las luchas internacionales que se dieron a raíz de la Segunda Guerra Mundial, se funda la República Popular China en 1949, indudablemente un acontecimiento culminante en la historia del siglo XX. El que sigue siendo el país más poblado del planeta, estuvo en la vanguardia de las luchas por la independencia del yugo colonial demostrando ser un modelo para el entonces llamado Tercer Mundo. Hoy, con su exorbitante crecimiento económico y su régimen de producción, continúa como ejemplo para los países del llamado “Sur”, que buscan un modelo de desarrollo alternativo en la era post-Consenso de Washington y la Gran Recesión.

Según las Naciones Unidas, China ha sido uno de los países que más ha reducido el nivel de pobreza de su población. Y, mientras la actual crisis económica ha dejado a los países “desarrollados” con porcentajes de crecimiento negativo, la República Popular continúa con un crecimiento económico alrededor del 8% anual.

Aunque estas cifras siempre pueden estar sujetas a debate, no cabe la menor duda que el programa de estímulo del gobierno chino ha ayudado a reducir el impacto de la crisis en muchas de sus industrias. Mientras en EEUU la palabra socialismo es condenada, en China todavía tiene poder de uso, y la intervención del gobierno en la economía es herramienta aceptable para sacar al país de la recesión.

Igualmente, las cifras no cuentan toda la historia. El afán por un modelo de crecimiento apresurado hacia la modernización ha causado el rápido deterioro del medioambiente; ha desplazado al campesinado a buscar trabajo en las ciudades de la costa del Pacifico, rompiendo la estructura familiar tradicional (ya de por sí quebrantada por la política del hijo único); y las dinámicas internas del modelo económico han llevado a una concentración de riqueza que difícilmente resulte en su redistribución, si no es con fuerte intervención estatal.

Debido a las realidades de la Gran Recesión, el modelo de desarrollo chino --basado en producción para exportaciones—está ante un callejón sin salida. Es poco probable que el consumidor estadounidense, con grandes niveles de endeudamiento, vuelva a ser la locomotora del crecimiento económico global. Lo que deja a la República Popular sin alternativa y en búsqueda del crecimiento interno.

Lo que sí debemos tener en cuenta son los grandes cambios que esto implica para el sistema internacional. Muchos teóricos del capitalismo histórico argumentan que estamos en un cambio de hegemonía, en el cual el liderazgo de EEUU se ha estado debilitando a partir de los años 70 del siglo pasado, con los problemas de la estanflación que sufrimos entonces, particularmente por los problemas de sobreproducción del sistema capitalista.

Esto conllevó un giro de las elites occidentales hacia un modelo económico neoliberal para “liberar al capital” de restricciones gubernamentales y regresar al crecimiento económico experimentado durante la “época de oro” del capitalismo, después de la Segunda Guerra Mundial.

Pero los niveles de crecimiento nunca fueron recuperados al mismo nivel de la postguerra y se buscó en la llamada “globalización” recuperar la rentabilidad en los países del “Sur”, con la explotación de su mano de obra barata y leyes laxas en torno al medioambiente.

Aquí la República Popular ha jugado un papel esencial, siendo las reformas económicas iniciadas por el líder chino Deng Xiaoping uno de los hitos predominantes para el capital internacional. La apertura del “Reino Central” significó una oportunidad para buscar nuevos niveles de rentabilidad en un mercado de más de un billón de personas. Aquí la clave residía en la explotación de la fuerza laboral, la más grande del mundo y educada en el sistema socialista, pero ahora en un método desregulado y capitalista, donde los derechos laborales alcanzados por la revolución fueron desvaneciendo ante las necesidades del mercado y el capital internacional.

Gracias a esto, China ha alcanzado niveles de crecimiento económico extraordinarios durante las pasadas décadas, siendo heredera de un régimen de exportación como modelo de desarrollo económico imitando a otros países del Este Asiático, pero acentuando sus contradicciones.

Mientras se ha creado una cadena de producción donde el resto de los países de la región exportan a China, ésta se ha convertido en la cadena de ensamblaje final de donde se exportan los bienes de consumo a EEUU y la Unión Europea. Este proceso se ha llevado a cabo mediante la explotación de la mano de obra barata china, la cual ha incrementado la competición entre los diferentes países de la región donde los trabajadores reciben salarios bajos por su alta productividad, sin atender sus necesidades básicas.

Este modelo de crecimiento basado en exportación parece haber llegado a sus límites. Ha dependido del crecimiento económico en EEUU y Europa, y con los grandes niveles de endeudamiento en el primero y el advenimiento de la Gran Recesión, es poco probable que la demanda por las importaciones del Este Asiático continúe a sus anteriores niveles. Lo cual significa que China intentará cambiar el enfoque de su economía enfrentando grandes dificultades en reconfigurar la producción de exportaciones hacia un incremento del consumo interno.

El plan de estímulo del gobierno central ha intentado conservar el crecimiento económico del país, mediante la inversión en la construcción de infraestructura y programas sociales, pero se cuestiona si esto es un intento por cambiar definitivamente el modelo de exportaciones o simplemente un esfuerzo por sostener el crecimiento en espera de mejores tiempos para la “globalización”.

El punto es que se vislumbran tiempos difíciles para el sistema capitalista, donde las políticas desacreditadas del neoliberalismo tendrán que redefinirse en la búsqueda del crecimiento, el bienestar social y la sostenibilidad. Esta realidad se topará con la reacción y las posiciones opuestas de las elites y oligarquías que se han beneficiado del modelo neoliberal, incluyendo aquellas en China que se han favorecido del proceso de apertura del mercado concentrando el capital en menos manos y gozan de un alto nivel de vida y control político dentro del Partido Comunista.

A nivel internacional los cambios son evidentes; como bien han señalado otros analistas, China es la única potencia con crecimiento durante la Gran Recesión, es el país con mayores reservas de divisas y por ende el mayor acreedor de la deuda de Estados Unidos. Si la reciente disputa entre EEUU y la República Popular por las tarifas impuestas a los neumáticos importados desde China, es un ejemplo de las contradicciones que se van develando entre los intereses nacionales y oligárquicos y la competición entre los trabajadores de ambos países, podríamos llegar a la conclusión de que estamos entrando en un periodo del capitalismo histórico en el cual la competencia se acrecentará y los conflictos internos del sistema se harán evidentes.

José Gabriel Martínez Borrás es puertorriqueño, Profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad China de Relaciones Exteriores, Pekín, República Popular China.