Editorial “Apuesta”
“…lo que se denuncia como utópico no es lo que no tiene, ni puede tener, lugar en el universo histórico; es lo que ha sido imposibilitado de emerger por los poderes sociales establecidos.”
Herbert Marcuse
Normalmente la experiencia en un sistema de relaciones sociales genera saberes que lo reproducen, ya sea mediante la negación o la justificación de sus problemas. Sin embargo, también es posible hacer como Walter Benjamin: “pensar la historia a contrapelo”: podemos sospechar que algo anda mal. Por ejemplo, podemos pensar que años de condiciones precarias de trabajo son una agresión institucionalizada; que dicha agresión es parte de una estrategia patronal especialmente excluyente; que esta subordinación es una entre varias existentes en el orden social contemporáneo. También es posible que el malestar generado en esta experiencia provoque desear otro orden de relaciones. También lo es que, si el trabajo de estos sujetos es investigar sobre las formas de relación social, éstos tomen sus propias condiciones sociales de existencia como primer objeto de estudio.
Así, algunos profesores universitarios en condiciones precarias de trabajo, unidos a otros que se solidarizan con estas ideas, hemos desarrollado un interés en la investigación crítica del modelo universitario realmente existente: el neoliberal. Pero ese modelo universitario es un caso particular de la política económica neoliberal esgrimida por los poderes contemporáneos para recuperar las tasas de ganancias de la era de esplendor del capitalismo (1945-1970). Entonces, nuestra crítica a la universidad neoliberal es inmediatamente una crítica al neoliberalismo y, en última instancia, al modo de producción capitalista y a la formación social que se yergue sobre dicho sistema de relaciones socio-económicas.
El reconocimiento de la continuidad entre nuestras condiciones de existencia y las de múltiples otros sujetos subordinados por las diversas dimensiones del orden social nos lleva a asumir la investigación en torno al binomio dominación/liberación como el hilo conductor de esta revista. Esta pauta que conecta asume una serie de premisas que aquí esbozamos:
Rescatamos la concepción materialista de la historia como el reconocimiento de: (1) la importancia de la relación entre lo económico, lo político y lo ideológico; (2) el carácter histórico y constructivo del orden social; (3) la opción ética por otra formación social radicalmente más democrática, libre e igualitaria; (4) la simultaneidad de la crítica al reduccionismo económico y de la afirmación del carácter fundamental de las relaciones económico-políticas.
Reconocemos que el capitalismo de hoy no es el mismo que el del siglo xix; conocemos su reformulación posterior a 1945. Pero también sabemos que lo fundamental del mismo permanece igual, conocemos de su crisis desde 1970 y de la ofensiva neoliberal lanzada por los poderosos desde entonces.
Asignamos alta prioridad a la investigación sobre asuntos ecológicos, especialmente en cuanto a lo político de las tecnologías y de las definiciones de desarrollo.
Comprendemos que la investigación crítica sobre la historia, organización y funcionamiento del patriarcado, sobre la constitución cultural de los géneros y de la sexualidad es tan importante como la crítica a las relaciones económico-políticas.
Le adjudicamos importancia crucial a la investigación de las formas mediante las cuales los sujetos interpretan su relación con el orden social; las ideas emergen de la experiencia, pero, una vez surgidas, determinan la actividad del sujeto.
Los procesos artísticos no son irrelevantes para nosotros, puesto que producen discursos que no sólo fluctúan entre representar y criticar lo contemporáneamente existente; también conjugan lo que podría y hasta debería existir.
Nos interesa el estudio de la persistencia de la construcción social de exclusiones mediante categorías étnico-raciales y nacionales, la relación del racismo con el eurocentrismo y con las formas actuales de dominación.
No excluimos la indagación sobre el nacionalismo como problema teórico-político, la evaluación de las posibilidades, formas y limitaciones contemporáneas de la soberanía política.
También nos concierne la investigación de las formas de participación política, especialmente en cuanto a la crítica al autoritarismo, a la democracia representativa/liberal y la exploración de modos participativos/radicales de actividad política.
Reconocemos la actual crisis del prestigio de los discursos liberacionistas como producto coyuntural de la relativa derrota de los movimientos populares durante las décadas de los años 1970’s y 1980’s. Nuestra situación actual es el resultado de las victorias de las ofensivas económico-políticas del neoliberalismo y político-culturales del neo-conservadurismo; no es una condición eterna.
Dado que no confundimos el autoritarismo estalinista con una propuesta liberadora, no compartimos la frustración de algunos ante su desvanecimiento; también diferimos de la tendencia conservadora del pensamiento intelectual contemporáneo que es expresión de la frustración ante los procesos políticos de las décadas anteriores y ante la descomposición social actual.
Apostamos a la renovación de la razón crítica, a la síntesis de la intención emancipadora con la creación de perspectivas que faciliten la composición de otro orden social. Esto requiere: (1) rechazar la sobre simplificación de los fenómenos (tanto el autoritarismo del objetivismo como la irresponsabilidad del relativismo); (2) reconocer la complejidad de los procesos estudiados (asumir que son contradictorios, cambiantes y contextuales); (3) reconocer que el conocimiento es construcción histórico-cultural y (4) una reflexión ética sobre relación entre saber y poder.
Desde la perspectiva aquí esbozada, intentamos que “Apuesta” sea vehículo de investigación crítica con respecto a las formas de dominación/opresión de la formación social capitalista contemporánea y además, una promotora de la reflexión sobre las propuestas radicales de liberación con respecto a esos asuntos.