Abstención electoral
Por Gazir Sued
La abstención electoral no debe confundirse con una renuncia al derecho democrático al voto ni como inhibición de la voluntad política del ciudadano; no se degradan las libertades constitucionales ni la sociedad degenera en caos. La propaganda en estas claves es expresión de un Estado atemorizado por perder una parte de sus fundamentos tradicionales de legitimidad, los mitos que sostienen su relativa estabilidad política y las creencias que posibilitan la ilusión de gobernabilidad efectiva, aunque en apariencia se crea lo contrario.
La campaña electoral del Estado y los partidos, entre líneas si no abiertamente, menosprecia los modos alternos de organización ciudadana. Los partidos políticos se representan como la única expresión legítima de la voluntad popular, como si afuera de sus dominios no existieran la vida política y los derechos democráticos; como si las exigencias reivindicativas ciudadanas al margen de los partidos careciesen de valor y legitimidad propia o fueran de grado inferior.
Lo cierto es que a través del voto no se expresa la voluntad del pueblo sino un simulacro de la misma, una ilusión que la sustituye. Votar no se traduce en ser escuchado ni asegura ser tenido en cuenta seriamente. Los privilegios de las minorías gobernantes se perpetúan sobre la ingenuidad de las mayorías, que creen que pueden ser genuinamente representadas. En el reino del siempre todavía, gane quien gane, ¡todos perdemos!
Unos reclaman representar la voluntad de Dios, otros la de su sustituto moderno, el Pueblo. Lo político se convierte en una modalidad de la religión: la fe sustituye a la razón, la militancia se hace fanatismo y los programas de partido se convierten en dogmas; la disidencia política en pecadora y la diferencia ideológica en herejía.
En nuestro escenario de época, la abstención electoral debe interpretarse como acto de avanzada emancipadora, toda vez que se asiente sobre el examen crítico de las falacias que sostienen la democracia representativa partidocrática. La abstención deviene en una negativa a la complicidad con la corrupción ideológica institucionalizada. Es decir, en acto de conciencia política democratizante...
Gazir Sued es profesor en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Entre sus muchas publicaciones, el fotomontaje "No en mi nombre" apareció en Apuesta #1 (2006).